Asia

Asia, un continente de contraste: ¿cómo conviven la pobreza y la riqueza?

Asia es el continente más grande y poblado del planeta, con más de 4.600 millones de habitantes, que representan el 60% de la población mundial. Sin embargo, también es el continente más diverso y desigual, donde conviven las realidades más opuestas y sorprendentes. En este artículo, te invitamos a conocer algunos de los contrastes más impactantes de Asia, desde la pobreza hasta la riqueza, y a reflexionar sobre las causas y las consecuencias de esta situación. ¿Te animas a acompañarnos en este viaje por Asia, un continente de contraste?

La brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo

Uno de los contrastes más evidentes de Asia es la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo. Por un lado, encontramos países como China, Japón, Corea del Sur o Singapur, que son potencias económicas, tecnológicas y culturales, con altos niveles de ingreso, educación y salud. Estos países han experimentado un crecimiento económico impresionante en las últimas décadas, gracias a la industrialización, la innovación y la apertura al comercio internacional.

Por otro lado, tenemos países como Afganistán, Yemen, Nepal o Myanmar, que son los más pobres y atrasados del continente, con bajos niveles de ingreso, educación y salud. Estos países sufren de conflictos armados, corrupción, violencia, analfabetismo, desnutrición y enfermedades. Estos países dependen de la ayuda externa y tienen escasa capacidad para generar desarrollo propio.

La brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo en Asia se refleja en indicadores como el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, que mide el valor de los bienes y servicios producidos por cada habitante. Según el Banco Mundial, el PIB per cápita de Singapur en 2020 fue de 65.233 dólares, mientras que el de Afganistán fue de 507 dólares. Es decir, un habitante de Singapur produjo en promedio 128 veces más que uno de Afganistán.

La desigualdad dentro de los países

Otro de los contrastes de Asia es la desigualdad dentro de los países, es decir, la diferencia entre los más ricos y los más pobres de una misma nación. La desigualdad se puede medir con el coeficiente de Gini, que va de 0 a 100, siendo 0 la igualdad perfecta y 100 la desigualdad máxima. Según el Banco Mundial, el coeficiente de Gini promedio de Asia en 2018 fue de 37, lo que significa que hay una desigualdad moderada en el continente.

Sin embargo, hay países que tienen una desigualdad muy alta, como India, China o Indonesia, donde el coeficiente de Gini supera los 40. En estos países, hay una gran diferencia entre las zonas urbanas y las zonas rurales, entre las regiones más desarrolladas y las más rezagadas, y entre las élites y las masas. Por ejemplo, en India, el 10% más rico de la población posee el 77% de la riqueza total, mientras que el 50% más pobre solo posee el 2,8%, según un informe de Oxfam de 2019.

La desigualdad dentro de los países se manifiesta en aspectos como la vivienda, el transporte, el consumo, el ocio o la educación. Por ejemplo, en China, hay personas que viven en rascacielos de lujo, conducen autos de alta gama, viajan por el mundo y estudian en las mejores universidades, mientras que hay otras que viven en chozas precarias, se desplazan en bicicleta, apenas tienen para comer y no saben leer ni escribir.

¿Qué podemos hacer para reducir los contrastes de Asia?

Después de conocer algunos de los contrastes más impactantes de Asia, desde la pobreza hasta la riqueza, es inevitable preguntarse qué podemos hacer para reducirlos. No hay una respuesta fácil ni única, pero sí hay algunas acciones que pueden contribuir a mejorar la situación.

  • Promover la cooperación internacional, tanto entre los países de Asia como entre Asia y el resto del mundo, para fomentar el comercio justo, la inversión responsable, el intercambio de conocimientos y la ayuda humanitaria.
  • Impulsar el desarrollo sostenible, que tenga en cuenta las necesidades económicas, sociales y ambientales de las presentes y futuras generaciones, y que respete los derechos humanos, la diversidad cultural y la democracia.
  • Fomentar la educación, la ciencia y la innovación, como motores del progreso y la transformación, y como herramientas para reducir la pobreza, la ignorancia y la exclusión.
  • Apoyar la participación ciudadana, la sociedad civil y los movimientos sociales, como agentes de cambio y de presión, y como defensores de los intereses y las demandas de los más vulnerables y marginados.

Estas son solo algunas de las posibles acciones que podemos tomar para reducir los contrastes de Asia, desde la pobreza hasta la riqueza. Pero lo más importante es que tomemos conciencia de la realidad que vive el continente más grande y poblado del mundo, y que nos comprometamos a actuar en favor de una Asia más justa, equitativa y solidaria.

Gracias por leer este artículo sobre Asia, un continente de contraste. Si te ha gustado, te invitamos a seguir nuestro blog, donde encontrarás más contenidos interesantes y de calidad. También puedes dejarnos tus comentarios, sugerencias o preguntas. Te deseamos lo mejor y hasta la próxima.

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